sábado, 12 de diciembre de 2009

el encuentro

viernes 19 hrs. casa de ernesto:







Todo aparentemente en su lugar. Ernesto cuidaba cada detalle al maximo, detestaba el desorden. La plancha sobre la mesa desde las 5 de la tarde, una vez que la mesa terminaba su funcion de soporte alimentario, luego su fin era netamente el de un planchador. Y ahi yacia su camisa kenneth cole, sabia que para lidear con los pituquitos deberia al menos transmitir un vago espejismo de su cotidiano mundo. Y eso lo sabia muy bien, se mimetizaba bien.




La camisa habia quedado perfecta, sin una arruga, su forma, so olor. Cuidaba mucho su aspecto cuando se trataba de negocio, fingia solo eso, en lo demas era siempre el, "momito".Insertó cada pierna en sus estrechos jeans, su calzado impecable, y que decir de su perfume, cool water de davidoff...era él; el chico cara bonita de barriada, educado, amable y encantador. Era el chico perfecto segun la cuadra; tranquilo, de su casa y trabajador. No en vano tenia ese puesto de ropa de exportacion en el centro. Tan irreal....tan falso. Vendia drogas y punto.



Salio de su casa con 100 cocos de marihuana, directo al sitio de encuentro pactado, tomo el primer taxi que cruzo la esquina y enrumbo.






caminar caminar, veo gente, mucha gente, sonrisas fugaces. Miradas perdidas, esquivas. Escucho el sonido de los autos, los micros; tantas luces, tanta "vida" y me pregunto si alguna vez podria pertener a esto. Miraflores sus calles nocturnas llenas de gente superficial y de otro tipo de gente, seres humanos como yo. Camino y solo atino a ver como se desliza mi anatomia por la vereda, cada paso destella seguridad pero conforme siento que estoy cerca las piernas se tornan inestables. Hay temor; sí, mucho temor y no hay como explicarlo de donde explicarlo; son presentimientos estupidos presentimientos. Pero porque es un cliente uno mas. Hay dinero, mucho dinero...eso es bueno.




Ernesto ya estaba en la esquina de cafe Z, esperando con lo pactado dentro de una bolsa Renzo Costa. Su varonil figura realzaba en esa interseccion, su aura de misterio y elegancia, lo colocaban en el escalon de lo sobrehumano. Sentia temor, sin razon alguna. No sabia de donde, ni el porque se habia instaurado aquel poderoso sentimiento en su organismo. Lo invadia calidamente. Derrepente de la nada alguien lo tomó del hombro...





Las luces miraflorinas, el ruido, la gente todo paracia haberse paralizado en ese instante...